EL COMPORTAMIENTO DEL CRISTIANO XIII
Salvador Cortés Pedraza
EL AYUNO. En este estudio, mis amados
hermanos, vamos a estudiar sobre aquello
que Dios llama su ayuno más agradable, el ayuno verdadero. En cierta
ocasión, una hermanita, me aconsejó el hacer un ayuno toda la congregación. Yo
le pregunté por qué estaba interesada en hacer tal cosa. Ella me contestó que,
porque la iglesia del Señor lo hacía en aquellos tiempos. Le expliqué la razón
por lo que no lo veía necesario y, naturalmente no se hizo. No debemos ser
dados a montar espectáculos para agradar a Dios.
La Iglesia del Señor, tenía problemas como para llevar a sus
miembros al ayuno. Siempre que ayunemos debe ser porque la situación o el
momento lo requieran. Veamos…
¿Cuál es el motivo de
nuestro ayuno?
Partiendo
de la base de que existen dos tipos de ayunos el ayuno físico y el ayuno
espiritual. Este último es ignorado por muchos. El ayuno físico es la negación
de comida a nuestro organismo. Es como para decirle a nuestro cuerpo que somos
capaces, a pesar de nuestros problemas, de encausar nuestras vidas conforme a
los deseo de Dios. No debe ser nunca en protesta o desacuerdo con aquello que
nos afecta, porque entonces vendría a ser a los Ojos de Dios, algo así como una
huelga de hambre. No, el tiempo que no
empleamos en comer, lo emplearemos para estar en la presencia de Dios, esto es
en oración.
Mateo 17.19—21. Se acercaron entonces los
discípulos a Jesús y le preguntaron aparte: — ¿Por qué nosotros no pudimos
echarlo fuera? 20 Jesús les
dijo: —Por vuestra poca fe. De cierto os digo
que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Pásate de aquí
allá”, y se pasará; y nada os será imposible. 21 Pero este género no sale sino con
oración y ayuno.
El ayuno acepto es aquel que a pesar de que nuestro motivo
sea propiciador de ayuno, este, como todas las cosas de Dios se ha de hacer de
corazón, con verdadera necesidad de hacerlo y no, como un simple ritual.
Hay un ayuno que es beneficioso para la salud,
y que los médicos, prescriben algunas veces. esto no es malo hacerlo aunque no
lo desees, pero el no hacerlo puede constituir pecado contra tu salud. El
Señor contempla pecado el atentar contra
nuestra propia salud. Estaríamos atentando contra nuestra vida la cual hemos entregado
a Él, además de ser suya. El alcohol, las drogas, el tabaco, la gula, el
sedentarismo, la pereza y toda desatención propia, son pecados contra Dios.
El Señor dice del ayuno lo siguiente:
Mateo 6,16-18 1 »Cuando ayunéis, no pongáis cara
triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para mostrar a los
hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 17 Pero tú, cuando
ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18 para
no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu
Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público.
Supongamos
que ayunamos por la muerte de un familiar; padre, madre, hijo, hermano. Tenemos
tanta pena que no queremos comer; no podemos. La pena puede suplantar al
apetito. Como muchos dicen, no vamos a pedirte que estés alegre, el Señor
conoce nuestra tristeza y nos comprende; pero no debiéramos mostrarnos
desesperados. No ayunemos como preguntando al Señor: ¿por qué? ¿Por qué a él?
¿Por qué a mí? No damos un buen testimonio de la fe que profesamos. No podemos
estar estorbando o criticando el plan de Dios. Más bien debemos decir: ¡Bendito
seas Señor! Y si, la persona que
fallece, no aceptó al Señor, merecía ayunar ciertamente por él, pero antes
de fallecer. ¡Qué pena, cuando un familiar o ser querido mueren sin haber
aceptado a Cristo como Salvador! ¿Qué pena ver que tantas personas mueren
engañadas por otros o por ellas mismas, ignorando o despreciando la Majestad de
Dios y su Benignidad.
¿Cuál es la motivación, agradable a Dios, del ayuno?
Lo primero que hemos de saber es que, el ayuno, no cambia la
decisión de Dios para que te de algo que
quieres. De ninguna manera vamos a sobornar a Dios.
Mirad cuando ayunaron algunos personajes de las Escrituras.
Realmente lo hicieron individualmente y en forma colectiva.
En el momento de
afrontar un peligro:
Ester
4.16. «Ve y reúne a todos los judíos que
se hallan en Susa, ayunad por mí y no comáis ni bebáis durante tres días y tres
noches. También yo y mis doncellas ayunaremos, y entonces entraré a ver al rey,
aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.»
Daniel
6.18. 18 Luego el rey se
fue a su palacio, y se acostó en ayunas; no trajeron ante él instrumentos
musicales, y se le fue el sueño.
Hechos 27.33-34
Cuando comenzó a amanecer, Pablo exhortaba a todos que
comieran, diciendo: —Éste es el decimocuarto día que veláis y permanecéis en
ayunas, sin comer nada. 34 Por tanto, os ruego que comáis por
vuestra salud, pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros
perecerá.
Ante enfermedades:
2 Samuel 12.16,
Salmo 35.13
Al enterarse de noticias malas, Nehemías 1.4; 2 Samuel 1,12
Antes de emprender un viaje. Esdras 8.21-23.
Confesión de pecado en público, Nehemías 9.1-2, 1 Samuel
7.6.
En el duelo y después duelo. 1 Samuel 31.13; 2 Samuel 3.35.
Cuando amenaza un desastre, Jueces 20.26; 2 Crónicas 20.3.
Joel 1.14; 2,12-15
Cuando un juicio divino está cerca, Jeremías 36.9, Jonás
3.5-10.
Como un arrepentimiento personal, 1 Reyes 21,27-29, Esdras 10,6
Cuando es necesario interceder, Daniel 9,3
Respondiendo a una revelación de Dios, Daniel 10.1-3, Hechos
9,9.
Al reconocer de un ministro o como parte del envío de un
misionero, Hechos 13.3, 14.23.
¿Qué haremos al ayunar?
Oramos, Daniel 9.3, Jeremías 14,12.
Nos humillamos, Deut. 9.18; Neh. 9,1.
Leemos las Escrituras, Jeremías 36.6.
Hay Clases Diferentes De Ayuno
Para empezar ¿porqué no pierdes una comida para orar? Podrías ayunar desde la cena hasta la próxima
cena.
En circunstancias muy extremas tanto Moisés como Elías y
Jesús ayunaron 40 días, pero no es normal eso.
Éxodo 24.18. 1 Reyes 19.8, Mateo 4.1-2. A nosotros se nos
podría contar por pecado.
Normalmente tienes que beber aún más, raramente ayunas de
agua.
Podrías ayunar de cosas dulces y lujos como Daniel ayunó así
tres semanas, Daniel 10.2-3. Te conviene a menudo ayunar de la tele, y quizás
de deportes o las relaciones matrimoniales para que busques más a Dios. 1 Cor.
7.5.
Para David, los discípulos de Juan, Ana, Pablo y Cornelio el
ayuno era un estilo de vida. Ve Salmos 109.24; 69.10; Mateo 9.14; Lucas 2.37;
Hechos 10.30; 13.3, 14.23; 2 Cor. 11.27.
Ahora, El Ayuno Escogido De Dios.
Nos convendría a todos nosotros ayunar de vez en cuando y
como el Espíritu Santo dirija, pero hay otro tipo de ayuno que también es
inmensamente poderoso.
No Cada Ayuno Agrada Al Señor
En Zacarías 7,5-6 el Señor preguntó a personas y sacerdotes
si ayunaban por él, o ¿si tuvieron otra agenda? El ayuno que se ve en Isaías
58,1-5 definitivamente no agradó a Dios. Incluso durante su día de ayuno ante
el Señor, la gente se aprovechaba de sus obreros, discutiendo, dando palizas el
uno al otro, siendo hipócritas e intentando chantajear a Dios, quejándose y
negando sus órdenes. Dice Dios, "Así ni siquiera pensar que os voy a
escuchar desde lo alto".
¿Que Tipo De Ayuno Agrada A Dios?
Dios dice en Isaías 58,6-12, "Así es el ayuno que he
escogido", y nos los recomienda a nosotros.
Este tipo de ayuno casi no tiene que ver con la negación de
la comida, más bien trata de negarte a ti mismo escogiendo vivir por Dios y por
otros. No dura solo un día más bien es un ayuno para toda la vida tan largo
como vivamos.
Dios Nos Pide Que Ayunemos Así:
Desatar las ligaduras de impiedad.
Soltar las cargas de opresión.
Dejar ir libres a los quebrantados.
Romper cada yugo.
Partes tu pan con el hambriento.
Albergues a los pobres errantes.
Cubrir el desnudo al verle así.
No esconderte de tu hermano.
Quitar el yugo de en medio de ti, el dedo amenazador y el
hablar vanidad.
Este tipo de ayuno puede cambiar el mundo aunque trae
consigo mucha demanda espiritual, emocional y material. Pero ve cómo Dios apoya
milagrosamente a los que se atreven a negarse para vivir en favor del pobre y
oprimido.
Tu luz vendrá
como el alba.
Tu sanidad
aparecerá pronto.
Tu rectitud irá
delante de ti.
El Señor será
tu retaguardia.
Cuando clames,
el Señor contesta.
Cuando pides
ayuda, Dios te dirá, "Aquí estoy yo".
Tu luz subirá
en la oscuridad.
Tu noche será
como el mediodía.
El Señor te
guiará siempre.
Satisfará tus
necesidades.
Dará vigor a
tus huesos.
Serás como un
jardín bien regado.
Serás un
manantial que fluye.
Tu descendencia
reconstruirá las ruinas antiguas.
Repararás y
restaurar la sociedad.
También Ve
Zacarías 7.8; 8,16-19
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