sábado, 14 de diciembre de 2019

PABLO EL EVANGELISTA INCANSABLE

Romanos 1:1—4
Salvador Cortés Pedraza
       Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, 2 que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras: 3 evangelio que se refiere a su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, 4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos.
       En el Antiguo Testamento, el Señor (que alabado sea por siempre), por medio de los profetas nos promete las Buenas Nuevas. Nuevas noticias que son el Evangelio de la Salvación; esto es Jesucristo mismo, él es el tema y el  autor del Evangelio. Es por eso que Jesús dijo:
       Juan 5:39. Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí; 40 y no queréis venir a mí para que tengáis vida.
       Jesús, (bendito sea por siempre)  además, en este texto nos está anunciando el poco interés que algunos van a tener en acudir a Él. Sin embargo, lo que nos viene a decir es que no tenemos otra manera de alcanzar salvación, sino a través de Él. Las escrituras dan testimonio de Él. ¡Cuán importante es no olvidar esto, amados hermanos, siendo nosotros los encargados de dar testimonio de Él! Se nos olvida, a veces, que Cristo ha de ser visto a través de nosotros. Tenemos aquella frase famosa de Gandhi que decía: “He estudiado las Escrituras y estas me convencieron; pero lo que me impidió aceptar a Cristo fue el mal comportamiento que he visto en los cristianos”.
Hechos 26: 22—23. Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: 23 Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles.
Pablo dio testimonio de Cristo dando un fiel testimonio de las Escrituras. Pablo fue obediente al llamado de Jesucristo (que sea bendito y alabado por los siglos). Tú, mi Dios le auxiliabas porque él había puesto su dicha y afán  en obedecerte (que bendito seas por siempre, mi Señor)
Pablo dejó atrás lo que había sido y arremetió con poder de Dios (que alabado sea) a cumplir su nueva misión. No debemos arrepentirnos más que una vez, porque una vez, hemos sido perdonados, ya no hay más sacrificios por dichos pecados. El Señor (que bendito sea) olvida nuestro pasado. Eso es lo que debemos hacer nosotros también, aunque no podamos olvidar la misericordia, de Dios (que alabado sea) para con nosotros. El hecho de andar recordando por la causa que sea, nuestro pasado, no puede más que constituir, de alguna manera, tropiezo a nuestra labor, una pérdida preciosa de tiempo. Si nuestro arrepentimiento fue sincero ya no podemos hacer nada por nuestro pasado. Ahora todo se nos ha hecho nuevo.

1 Pedro 1:10—11. Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, 11 escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo y las glorias que vendrían tras ellos.

2 Pedro 1:20—21.  Pero ante todo entended que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Esto quiere decir, que todo lo que sea de interpretación privada, no pertenece a Dios (que alabado sea), sino a mandamientos de hombres. Por eso, debemos huir de la conformidad de estar apartados los unos de los otros y seguir trabajando para llegar a la perfección requerida, es decir, a una misma manera de pensar. Eso es lo que Dios (que alabado sea) nos ordena a los que quieran ser sus hijos. 

1 Corintios 1:10: Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.


Para mí, amados hermanos, esto es lo más vergonzoso que hacemos y no se puede entender la complacencia de muchos que se acomodan y parapetan en sus espacios olvidando por completo su misión. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario