HERIR, AFLIGIR Y MENTIR,
ES PECADO
Es posible que muchos,
cuando contemplen a nuestro Dios, por medio de los hechos acontecidos en el
Antiguo Testamento, puedan pensar que nuestro Dios es un dios necesitado. Pero
un dios necesitado, no es un dios. Nuestro Dios, no nos necesita para
nada. Él es el Creador de todo lo que
existe y de lo que pueda existir. Que Él sea, por siempre, bendito y alabado.
Génesis 1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Nuestro Dios es el Dios del
diluvio, el que abrió las aguas del Mar Rojo,
Génesis 6:17 Y he aquí que yo
traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que
haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá.
El que protegió a su pueblo
durante cuarenta años en el desierto,
Número 32:13 Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los hizo
andar errantes cuarenta años por el desierto, hasta que fue acabada toda
aquella generación que había hecho mal delante de Jehová.
El que mostró su misericordia
tantas veces sobre su contumaz y rebelde pueblo.
· Disgusto de Dios contra el pueblo de los
israelitas en el desierto.
· La rebelión de Israel junto al Mar Rojo.
· Las quejas contra Jehová en Tabera.
· Agua de la roca en el desierto
· La codicia por la carne.
· La rebelión de los israelitas en el
desierto de Parán (Cades-barnea). Misión de los doce espías durante cuarenta
días.
· La rebelión de Israel contra Jehová en
el monte de Sinaí (Horeb). El becerro de oro.
· El pecado de Nadab y Abiú, hijos de
Aarón.
· La rebelión de Coré.
· Apostasía de los israelitas y los
sacrificios de animales en el desierto.
Nuestro Dios, es el que nos ha prometido una
vida eterna, si le obedecemos.
Juan 6:47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí tiene vida
eterna.
Un Dios capaz de eso, no
necesita a nadie, tan poca cosa, como el hombre, por muy poderoso que este sea.
1 Pedro 1:3 Bendito el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo
renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los
muertos.
Sin embargo, basta mirar la historia para darnos
cuenta de que nosotros, con nuestras actitudes, hemos presentado a un Dios
débil; sin sus propiedades. Si obedecemos a Dios, esta obediencia se convierte
en actos y, estos actos, tienen que reflejar las virtudes de Dios, por
necesidad. Tienen que reflejar:
· Misericordia
· Bondad
· Amor
· Veracidad
· Poder real
· Justicia
· Equidad
Aun podríamos añadir infinidad de virtudes que
podríamos encerrarla en la palabra “Benignidad”. Que es el atributo general de nuestro
Dios.
Dios castigó a su Creación, porque el hombre le
desobedeció. Y, por un tiempo,
Dios se comunicó con ciertos personajes que todos
conocemos. Nuestro Dios quería que el hombre que le desobedeció, sin necesidad
de hacerlo, sintiera ahora en sus carnes, el esfuerzo de ser librado. Para ello,
el Señor, decidió elegir un pueblo que se dedicase a predicar sus virtudes,
para que, ese conocimiento, les llevase al arrepentimiento necesario, para
poder ser perdonados. Para la creación de ese pueblo, Israel, le permitió errar
y sentir el dolor de la desobediencia. El sufrimiento del pueblo de Israel fue
causado, por guerras, exilios o deportaciones, hambrunas, etc. etc. Viendo Dios que su pueblo no cumpliría su
misión, envió al Mesías anunciado. El Mesías traía el encargo de cambiar el
modelo de pueblo. Este Mesías, supuso para ellos, en lugar de un libertador,
que apoyara y reforzara su forma de conducirse, un Salvador, que, a pesar de la
Ley, exigía arrepentimiento para poder ser cubierto por la gracia de Dios. Esto
hizo que muchos judíos no creyesen en Él, hasta el punto de llevarlo a la cruz.
La situación, si bien cambió en cuanto a las
exigencias, a muchos, este cambió, duró lo que dura el primer amor. Ni
unos ni otros, entendieron el mensaje de Jesús, por eso, poco tiempo más tarde,
los cristianos, comenzaron a actuar como el viejo pueblo de Israel. Los
verdaderos cristianos, siempre (pequeña manada), sufrieron el azote de judíos,
cristianos y resto del mundo. “En el mundo tendréis aflicción”. Los
“cristianos”, comenzaron a conquistar el mundo para Dios. Ahora vemos que el
mundo se aparta más y más de Dios, y deberíamos hacernos muchas preguntas. He
de decirle que no solo los “cristianos”, presentan a un dios que les necesita,
para que, por medio de sus tropelías, la gente acepte a Dios. Siempre lo estáis
viendo y oyendo: la guerra santa, las cruzadas, imperios para la cruz, y todo
tipo de atropellos que han sido
cometidos, según ellos, con la aprobación de Dios. Pero Dios está muy lejos
de participar en las injusticias de los hombres.
Dios es, el Amo y Señor, de todo. Dios tiene todo el
poder, hasta el nuestro; y no necesita ser defendido. Y fíjense, si en algún
lugar la fe debe ser defendida. es dentro de la iglesia. Pero todos sabemos cómo. Porque en la
iglesia, se supone que están los creyentes, los salvos, por eso, se hace
necesaria la contienda por la fe. Porque sabemos que los creyentes pueden caer
y, nuestra misión es evitarlo en lo posible y, siempre, con la ayuda de nuestro
Dios. El amor y la benignidad, en ningún acto del cristiano, pueden
ausentarse. Es cierto que somos soldados
de Cristo, pero desarmados y, con la voluntad de Dios grabada en nuestros
corazones, como con fuego. El amor vence en más batallas que el odio o los
intereses, y requiere poco gasto. Todo aquello que produce daño al prójimo, no
proviene de Dios. Los cobardes herejes torcieron las Escrituras para hacer que
el pueblo luchase por sus intereses. Ellos son los culpables del descrédito de
Dios. Estos herejes los hay en todas las religiones. Estos eran y son gente ambiciosa, que, por causa de su
ambición, ponen palabras en la boca de Dios, que Él jamás pronunció. Un Dios
que pide que perdonemos y amemos a nuestro prójimo, no puede ser el mismo Dios
que te envía a masacrarlos sin piedad. Si una escritura dice tal cosa, esa
escritura, ha sido adulterada. Muchos de estos cobardes, pensaron que la
iglesia no podría subsistir sin ejercer el poder y la autoridad por medio de
las armas y el terror. Desconfiaron de
Dios, porque sus conciencias les gritaban que Dios no les ayudaría, pues,
estaban haciendo lo que a Dios desagradaba, que era todo lo que hacían. Habían
adulterado a la misma iglesia, llevándola por senderos mundanos imposible de
reconocer. Se sigue haciendo lo mismo al día de hoy. Sí, y, aunque lo hagan de
forma solapada, la gente ya tiene una alta capacidad de comprensión y son
capaces de discernir, aunque los intereses sigan haciendo presión sobre sus
conciencias. La gente se equivoca al apartarse de Dios, porque al hacerlo,
están haciendo lo que los falsos herejes pretenden: que la gente estuvieran
lejos de Dios y cerca de ellos. Vuelvan a Cristo, mientras os sea posible.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos
vosotros. Amén.
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