NUNCA OS CONOCÍ
Mateo 7: 21—23
Salvador Cortés Pedraza
21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los
cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
¡Cuánta claridad hay en la Palabra de
Dios! ¿Por qué entonces existen tantas y, tan grandes diferencias, entre los que dicen practicar la fe
cristiana. Sé que otras religiones, no les van a la zaga, pero quizás el motivo
sea el mismo. La desobediencia a Dios. ¿Qué es la desobediencia a Dios? No todo
lo que parece es desobediencia a Dios, porque, no todo lo que se nos manda en
las iglesias, viene de Dios. Pero todos tenemos la obligación de saber cual es
la voluntad de Dios Pues, el hecho de no saberlo, no nos justificará delante de
Él. Los añadidos y amputaciones que ha sufrido la Palabra han conducido a
muchos a la perdición.
22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor,
¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu
nombre hicimos muchos milagros?
Muchas personas ponen el nombre de Dios en
sus labios. Todo, cuando el Mandamiento de Dios es, no tomar el Santo nombre de
Dios en vano. Es decir, tener el nombre de Dios como una frase hecha o amuleto.
Ni siquiera el “adiós” debiera practicarse. Porque, exactamente el decir
“adiós”, ¿qué quiere decir? Son muchas las malas costumbres que en el
cristianismo se practican y, estas malas costumbres, son como una vía
extraordinaria hacia el error. Sí, hicimos muchas cosas en tu nombre: echar
fuera demonios, algo que se vuelve a practicar en la actualidad. Perdonar
pecados ha sido uno de los errores más descabellados que se han cometido en el
nombre de Dios; nadie puede perdonar pecados más que Dios. Por eso, el Señor no
los conocerá, porque no han estado acostumbrados a ir a sus pies, sino a los de
un hombre. Igualmente se hicieron muchos “milagros”, haciendo que la iglesia
pareciese un nido de brujos; pero todo el poder está en Dios y solo Él puede
obrar milagros y por tanto es el único en poder obrarlos. Y mirad, los tiempos
están repletos de milagros que se producen a diario, pero no somos capaces de
verlos porque no miramos con los ojos de la verdadera fe. Pedimos milagros,
pedimos señales e ignoramos las que tenemos cada día ante nuestras propias
narices. En realidad, en todo esto hay un solapado deseo, el de ignorar a Dios.
23 Y entonces les
declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Fíjense, qué palabras más duras: “Apartaos de mí” No puede haber mayor castigo que este. Muchos predican
que el Señor es tan bueno que al fin, nos perdonará a todos, pero es evidente
que no va a ser así. Roguemos al Señor para que en todo seamos aprobados.
PARA QUE SEAMOS
CONOCIDOS AL SALUDAR, POR TODOS.
No solo debe
reconocernos el Señor, sino que al estas al servicio del Señor, en el favor de
ellos, ellos deben reconocernos igualmente. Mas nos solo nos deben conocer
físicamente, sino también espiritualmente, por eso, en esto, debemos ser
rigurosos igualmente.
EL SALUDO FÍSICO
El saludo debiera
ser con ósculo santo (Beso sin maldad) como lo dice la Palabra de Dios:
1 Corintios 16:20 Os saludan todos los hermanos. Saludaos los unos a los otros con
ósculo santo.
2 Corintios 13:12 Saludaos unos a otros con ósculo santo.
Romanos 16:16 Saludaos los unos a los otros con ósculo santo. Os saludan todas las iglesias de Cristo.
Este error tan grande lo cometen la
mayoría de denominaciones llamadas “cristianas”. Pareciera que la maldad
siguiera existiendo en sus corazones. Pero el Señor nos ha de hacer hombres
nuevos (como niños) en toda la extensión de la frase.
Debemos saludarnos como niños, pues ya no hay ni hombre ni mujer entre los
hijos de Dios, sino nos, santos. Quizás el problema estribe en “no haber nacido
de nuevo”, algo sumamente necesario, para poder obedecer a Dios, en toda plenitud.
El saludo oral
debiera ser algo de suma importancia porque con él mostramos a nuestro Señor y
su benignidad. El adiós es una palabra pretenciosa, pero al estar desfigurada,
tiene un sentido
irreconocible; la gente lo dice como algo que significa alejamiento, distancia,
olvido, despedida. Los hijos de Dios no podemos ser lejanos ni distantes ni
olvidados ni despedidos. Los hijos de Dios somos miembros del Cuerpo de Cristo
y Cristo no está roto. Cristo nos acerca, en Cristo nos reconocemos todos, en Cristo
nos recordamos y en Cristo permanecemos unidos.
1 La bendición
del Señor sea contigo
2 La paz sea
contigo
3 Que el Señor os
guarde
4 Que el Señor os
guíe
5 Que el Señor os
bendiga.
6 El Señor os ama
7 Todo por
Cristo, en Cristo y para Cristo
8 Que el Señor
vele tu sueño
9 El Señor te dé
un buen día, una buena tarde, una buena noche, un buen año.
En fin hay muchas
maneras de presentar a Dios en nuestras vidas. Pero, ¿Qué quiere decir buenos
días, tardes o noches. Lo expresamos quizás sea un deseo nuestro, pero sin
contar con nuestro Dios. Nunca jamás olvidemos que, nuestros deseos, sin la
aprobación de Dios, no se cumplirán.
Que la bendición
de Dios y la gracia del Señor Jesucristo sea con todos. nosotros
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