LOS QUE QUERÍAN SEGUIR A JESÚS
Mateo 8:18—22
Salvador Cortés Pedraza
A veces vemos a grandes masas
de personas como demostrando una fe poderosa. Pero no podemos olvidar las
palabras de Jesús, cuando declaró “manada pequeña”.
Lucas 12:32 No temáis, manada
pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.
Mateo 20:16 Así, los primeros
serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas
pocos escogidos.
Sí, Jesús también era seguido por muchos
sensacionalistas, gente que necesitan sensaciones fuertes, casi siempre
enmascaradas por una falsa
espiritualidad. Gente que van en busca de provecho material. Gente que tienen
al Señor como una especie de utilitario. Gente que, descaradamente, pretenden
utilizar a Dios en tiempos coyunturales, para después olvidarse de Él. Estos no
son gente ignorante, sino malvada, Detrás de Jesús iba toda clase de gente;
gente que le aprisionaban, que impedían ejercer la misión que realmente había
venido a hacer. Jesús no vino a curar enfermedades o a saciar hambres, Él vino
a salvarnos y sus milagros solo fueron hechos para que la gente viese el poder
de Dios; porque Él era Dios.
18 Viéndose
Jesús rodeado de mucha gente, dio orden de pasar al otro lado.
¡Cuántas veces Jesús pasará
al otro lado! ¡Cuántas veces se sentirá hastiado y lastimado por nuestra causa!
¡Cuántas veces solo vamos a Jesús para satisfacer nuestra conciencia o nuestro
ego, para aparentar o sacar rédito.
19 Se
le acercó un escriba y le dijo: —Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.
El escriba era persona de
mucho saber y seguramente de buena posición social. Él declara su decisión de
seguir a Jesús como si se tratara de una persona sumamente valiosa en su propia
opinión. Muchos nos acercamos a Jesús con mucha grandeza ¡somos tan capaces de
todo! Prometemos y prometemos cosas a Jesús. Pero Jesús sabe. Jesús conoce a
cada uno de nosotros. Jesús sabe el apego que tenemos a las cosas placenteras
de la vida. Por eso lo mejor sería presentarnos a Él desprovistos de todo, para
que Él añada lo necesario.
20 Jesús le dijo: —Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo, nidos; pero
el Hijo del hombre no tiene donde recostar su cabeza.
Sabiamente Jesús quiso que supiesen lo primero que una
persona debe saber antes de acercarse a Él. Jesús vino a salvarnos y lo hizo,
porque nosotros jamás podríamos salvarnos por nuestros propios medios. Los
hombres tienen una idea bastante vaga de la vida eterna. Se podría decir que en
esto se hace un lío. Porque así como habla de ella como si realmente la
hubiese, igualmente la niega. Esa es la razón de que no la busque con
denuedo. Jesús presenta un plan de
salvación en el que, en principio, podemos apreciar cierta pérdida. Esto es
porque no conocemos el valor de la salvación que nos brinda el Señor.
21 Otro de sus discípulos le
dijo: —Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.
Aquí la lección que nos da el Señor es igualmente
reveladora. Nos habla el Señor de las primicias que Él siempre merece. Son
muchos los que esperan para acudir al llamado de Dios. Y no solo para acudir al
llamado, sino para hacer el trabajo que la misión requiere. ¿Haremos esperar al
Señor? Debemos saber que Él tiene todo el tiempo, porque es Señor de los
tiempos, pero nosotros tenemos un tiempo muy limitado; tanto es así, que, ni
siquiera sabemos el que nos queda. Jesús da por muerto a todo el que no ha
nacido de nuevo y los muertos no necesitan ya nada, por eso, el Señor le dijo
aquello. Jesús necesita que entendamos esto, por nuestro bien, para que sepamos
que es lo que debe ser prioritario para los creyentes. La batalla debe ser
antes de la muerte; una batalla para vida.
22 Jesús
le dijo: —Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.
La misión de los discípulos
de Jesús es una misión salvadora. Debemos ir siempre, allí donde estemos,
advirtiendo de la salvación que Dios promete a los hombres. Debemos hacer que
ellos nos vean salvos, esto es, con la alegría y el gozo de la promesa.
La gracia sea con
todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario