domingo, 3 de febrero de 2019

HERIR, AFLIGIR Y MENTIR, ES PECADO

HERIR, AFLIGIR Y   MENTIR,
ES PECADO
     Es posible que muchos, cuando contemplen a nuestro Dios, por medio de los hechos acontecidos en el Antiguo Testamento, puedan pensar que nuestro Dios es un dios necesitado. Pero un dios necesitado, no es un dios. Nuestro Dios, no nos necesita para nada.  Él es el Creador de todo lo que existe y de lo que pueda existir. Que Él sea, por siempre, bendito y alabado.

Génesis 1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

Nuestro Dios es el Dios del diluvio, el que abrió las aguas del Mar Rojo,

Génesis 6:17 Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá.

El que protegió a su pueblo durante cuarenta años en el desierto,

Número 32:13 Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los hizo andar errantes cuarenta años por el desierto, hasta que fue acabada toda aquella generación que había hecho mal delante de Jehová.

El que mostró su misericordia tantas veces sobre su contumaz y rebelde pueblo.

· Disgusto de Dios contra el pueblo de los israelitas en el desierto.
· La rebelión de Israel junto al Mar Rojo.
· Las quejas contra Jehová en Tabera.
· Agua de la roca en el desierto
· La codicia por la carne.
· La rebelión de los israelitas en el desierto de Parán (Cades-barnea). Misión de los doce espías durante cuarenta días.
· La rebelión de Israel contra Jehová en el monte de Sinaí (Horeb). El becerro de oro.
· El pecado de Nadab y Abiú, hijos de Aarón.
· La rebelión de Coré.
· Apostasía de los israelitas y los sacrificios de animales en el desierto.

 Nuestro Dios, es el que nos ha prometido una vida eterna, si le obedecemos.

Juan 6:47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí tiene vida eterna.

Un Dios capaz de eso, no necesita a nadie, tan poca cosa, como el hombre, por muy poderoso que este sea.

1 Pedro 1:3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos.

Sin embargo, basta mirar la historia para darnos cuenta de que nosotros, con nuestras actitudes, hemos presentado a un Dios débil; sin sus propiedades. Si obedecemos a Dios, esta obediencia se convierte en actos y, estos actos, tienen que reflejar las virtudes de Dios, por necesidad. Tienen que reflejar:
·      Misericordia
·      Bondad
·      Amor
·      Veracidad
·      Poder real
·      Justicia
·      Equidad 
Aun podríamos añadir infinidad de virtudes que podríamos encerrarla en la palabra “Benignidad”. Que es el atributo general de nuestro Dios.  

Dios castigó a su Creación, porque el hombre le desobedeció. Y, por un tiempo,
Dios se comunicó con ciertos personajes que todos conocemos. Nuestro Dios quería que el hombre que le desobedeció, sin necesidad de hacerlo, sintiera ahora en sus carnes, el esfuerzo de ser librado. Para ello, el Señor, decidió elegir un pueblo que se dedicase a predicar sus virtudes, para que, ese conocimiento, les llevase al arrepentimiento necesario, para poder ser perdonados. Para la creación de ese pueblo, Israel, le permitió errar y sentir el dolor de la desobediencia. El sufrimiento del pueblo de Israel fue causado, por guerras, exilios o deportaciones, hambrunas, etc. etc.  Viendo Dios que su pueblo no cumpliría su misión, envió al Mesías anunciado. El Mesías traía el encargo de cambiar el modelo de pueblo. Este Mesías, supuso para ellos, en lugar de un libertador, que apoyara y reforzara su forma de conducirse, un Salvador, que, a pesar de la Ley, exigía arrepentimiento para poder ser cubierto por la gracia de Dios. Esto hizo que muchos judíos no creyesen en Él, hasta el punto de llevarlo a la cruz.
La situación, si bien cambió en cuanto a las exigencias, a muchos, este cambió, duró lo que dura el primer amor.     Ni unos ni otros, entendieron el mensaje de Jesús, por eso, poco tiempo más tarde, los cristianos, comenzaron a actuar como el viejo pueblo de Israel. Los verdaderos cristianos, siempre (pequeña manada), sufrieron el azote de judíos, cristianos y resto del mundo. “En el mundo tendréis aflicción”. Los “cristianos”, comenzaron a conquistar el mundo para Dios. Ahora vemos que el mundo se aparta más y más de Dios, y deberíamos hacernos muchas preguntas. He de decirle que no solo los “cristianos”, presentan a un dios que les necesita, para que, por medio de sus tropelías, la gente acepte a Dios. Siempre lo estáis viendo y oyendo: la guerra santa, las cruzadas, imperios para la cruz, y todo tipo de atropellos que han sido  cometidos, según ellos, con la aprobación de Dios. Pero Dios está muy lejos de participar en las injusticias de los hombres.    

Dios es, el Amo y Señor, de todo. Dios tiene todo el poder, hasta el nuestro; y no necesita ser defendido. Y fíjense, si en algún lugar la fe debe ser defendida. es dentro de la iglesia.  Pero todos sabemos cómo. Porque en la iglesia, se supone que están los creyentes, los salvos, por eso, se hace necesaria la contienda por la fe. Porque sabemos que los creyentes pueden caer y, nuestra misión es evitarlo en lo posible y, siempre, con la ayuda de nuestro Dios. El amor y la benignidad, en ningún acto del cristiano, pueden ausentarse.  Es cierto que somos soldados de Cristo, pero desarmados y, con la voluntad de Dios grabada en nuestros corazones, como con fuego. El amor vence en más batallas que el odio o los intereses, y requiere poco gasto. Todo aquello que produce daño al prójimo, no proviene de Dios. Los cobardes herejes torcieron las Escrituras para hacer que el pueblo luchase por sus intereses. Ellos son los culpables del descrédito de Dios. Estos herejes los hay en todas las religiones. Estos eran y son  gente ambiciosa, que, por causa de su ambición, ponen palabras en la boca de Dios, que Él jamás pronunció. Un Dios que pide que perdonemos y amemos a nuestro prójimo, no puede ser el mismo Dios que te envía a masacrarlos sin piedad. Si una escritura dice tal cosa, esa escritura, ha sido adulterada. Muchos de estos cobardes, pensaron que la iglesia no podría subsistir sin ejercer el poder y la autoridad por medio de las armas y el terror. Desconfiaron  de Dios, porque sus conciencias les gritaban que Dios no les ayudaría, pues, estaban haciendo lo que a Dios desagradaba, que era todo lo que hacían. Habían adulterado a la misma iglesia, llevándola por senderos mundanos imposible de reconocer. Se sigue haciendo lo mismo al día de hoy. Sí, y, aunque lo hagan de forma solapada, la gente ya tiene una alta capacidad de comprensión y son capaces de discernir, aunque los intereses sigan haciendo presión sobre sus conciencias. La gente se equivoca al apartarse de Dios, porque al hacerlo, están haciendo lo que los falsos herejes pretenden: que la gente estuvieran lejos de Dios y cerca de ellos. Vuelvan a Cristo, mientras os sea posible.



La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

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