domingo, 3 de febrero de 2019

LA CONVICCIÓN ES OBRA DEL ESPÍRITU SANTO

LA CONVICCIÓN ES OBRA DEL ESPÍRITU SANTO
Mateo 16:17
Salvador Cortés Pedraza
Algunos creyentes tienen la errónea costumbre de decirse ellos mismos los que convierten a las personas. Y muchas veces, aunque no lo digamos, podemos tener esa percepción interior de creernos los que convertimos a muchos. Pero la conversión real solo es obra del Espíritu Santo. No debemos olvidar, sin embargo, que sí podemos ser tropiezo a dicha conversión. Por tanto debemos estar siempre actuando con cautela para hacerlo todo con el fundamento de Cristo. La confesión de Pedro fue revelada únicamente por Dios. Dios es el único que puede convencer el alma de un hombre y para comenzar a andar en el camino de la salvación la convicción es primordial. La convicción puede conducir al hombre a confiar personalmente en Cristo como Hijo de Dios. Nosotros, los siervos del Señor, debemos enseñar y mostrar a Cristo tal y como Cristo se nos presenta en las Santas Escrituras. Y claro que se nos tiene que ver a nosotros como perfectos atalayas, pero nuestro propio brillo no seducirá a nadie para vida eterna; nosotros solo podemos seducir por un tiempo, por eso, es a Cristo a quien debemos mostrar. En Cristo puede el hombre llegar a confiar para la eternidad.

¿Qué somos nosotros? Solo carne y sangre, por eso no podemos convencer a nadie a confiar en Cristo.

Juan 1:12—13. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Por muy elocuentes, cariñosos, carismáticos amistosos que seamos, no podemos convencer a nadie con poder regenerador. Es primordial la regeneración y esta solo es posible si confiamos en Cristo. Podemos decir, que es el hecho de confiar en Cristo, el que nos lleva a la regeneración, que no es otra cosa que la acción potente del Espíritu Santo. 

Juan 16: 8—11. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. 9 De pecado, por cuanto no creen en mí; 10 de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; 11 y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.

Algunos encuentran en este texto una afirmación de Cristo que es considerada contradictoria. “Ya no me veréis más”. Sin embargo la venida de Cristo es anunciada en muchos textos constituyendo nuestra esperanza. ¿Cómo se explica esto? Pues bien. Cristo es conocido en la tierra incluso por los que no creen de una manera que ya no le vamos a ver más, ni siquiera en cuanto a su aspecto y es por eso que Él ya nos avisa acerca del aspecto que tendrá cuando vuelva. Es así como los creyentes debemos recordarlo; con todo poder y gloria, para no caer en la tentación de sentir lástima, compasión y pena por Él. Cuando Cristo vuelva solo los hijos de Dios le reconocerán. Sabemos que muchos habrán ido en pos de cristos falsos que aparecerán sobre la tierra. Pero los hijos de Dios no seremos engañados, sino aquellos que no confiaron en el Cristo verdadero.

Sabemos que el hombre natural, el que no ha sido regenerado por la acción del Espíritu Santo, no puede recibir las cosas del Espíritu de Dios. Él oye, pero no cree, discierne, pero teme perder, no es capaz de valorar las ganancias, porque su vista está enfocada a lo material, a lo terrenal y es preciso ver en lo celestial. El Espíritu Santo limpia nuestros ojos y nos permite ver las pérdidas y las ganancias reales. Es entonces cuando nos entregamos a ser regenerados.   

 1 Corintios 2:12—14.  Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, 13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. 14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

Cristo es del cielo y de Dios; es celestial. Dios es Espíritu y quienes les adoran tienen que adorarle en espíritu y en verdad. ¿Qué es adorar en espíritu? Cuando adoramos imágenes de escayola, metal, madera, oro, plata o cualquier  otro material estamos adorando la materia terrenal. Sin entrar en la prohibición de Dios explícita sobre la adoración a las imágenes, esto no puede ser una adoración espiritual, sino terrenal; es adoración de la carne a la materia. Tampoco puede ser adoración en verdad, porque no es verdad lo que se adora, es materia muerta. La verdadera adoración es llevada a cabo por el espíritu del hombre regenerado al Espíritu de Dios que es la Verdad.

Juan 4:23—24. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

El hombre no puede conocer a Dios de manera personal mediante sabiduría natural o estudios. Esto no puede estar más claro; el hombre no puede recrearse así mismo. Si necesita nacer de nuevo, es decir, regenerarse, necesita ser recreado por Alguien ajeno a él mismo. Debe ser recreado por Dios. Sí, mis hermanos, cuando anhelamos ver las virtudes de Dios, es cuando las vemos y recibimos la benignidad de Dios en todos sus aspectos y nos entregamos a ser regenerados.

Muchos hombres pretenden vivificarse así mismos, pero no pueden si Dios no media. Quizás puedan colocarse en una situación  de sensaciones emocionantes, pero se les pasará y quedarán en peor situación que antes. Sin embargo cuando una persona es regenerada por el Espíritu Santo su gozo es perdurable y eterno.

Nadie os engañe: el hombre no puede ni vivificarse ni regenerarse ni redimirse ni infundirse vida eterna; solo Dios tiene ese poder. Pero sabed que la regeneración no se basa en cambiar algunas cosas en nuestra vida, sino darlo todo por basura y agarrarse fuertemente al consejo de Dios ansiando con todo el corazón convertirnos en sal de la tierra y luz del mundo, como es el deseo de nuestro Señor Jesucristo.

Efesios 2:8—9. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe.

Tito 3: 4—7.  Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, 5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, 6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, 7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

El hombre natural, es decir, el que nada apartado de Dios, ha sido apartado de lo espiritual y lo ha apartado su orgullo, su poder, su fama, su riqueza y gloria. Al hombre le ha ayudado a apartarse de Dios los prejuicios de la educación imperantes, la filosofía del humanismo, las limitaciones de la metodología  científica, y los resultados materialistas de la tecnología. También ejerce en él la fuerza de la incredulidad, la falta de valor para oponerse a la multitud que le hace disponer su ego y sus posesiones  a la multitud enloquecida en vez de a Cristo. El hombre natural se deja dominar por la carne, la lujuria de los ojos, la estimulación del contacto, las sensaciones de experimentos nuevos y la consumación del placer. Son los engaños de Satanás que, conociendo los deseos del corazón natural les muestra lo malo endulzado de tal manera que sea visto bueno.

El corazón natural necesita buscar a Dios en la persona de Cristo, su Hijo, porque…

1 Juan 5:1. Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.

                                                 Que la gracia del Señor Jesucristo sea con todos nosotros


                                                                                              18 de febrero del  2018 

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